miércoles, mayo 25

Del pudor y otros demonios

Lo confieso. En la vida real soy muy tímida y vergonzosa, y hay una experiencia q ayer recordé, que me provocó muchísimo pudor al momento de enfrentarla, pero q hoy me parece chistosísima e, incluso, algo bizarra.

Hace algún tiempo deseaba experimentar una variante sexual que hacía mucho no exploraba….

El sexo anal siempre me ha resultado interesante, pero me representa algunas dificultades de dilatación, así que requiero un poco de ayuda del nunca bien ponderado lubricante íntimo. Siempre era aportado por mi pareja oficial, pero en ese momento era yo misma quien debía proveerlo, en consideración a mi recientemente descubierta alergia a ciertos productos químicos, los que suelen estar presentes en preservativos y lubricantes. (n9 entre otros).

Para evitar Complicaciones coticé en Internet varios productos, así era cosa de llegar a la farmacia y pedir un (marca del producto) del Laboratorio tanto. Me armé de valor y partí a comprar mi lubricante en gel sin N9 e hipoalergénico, a base de agua en la farmacia (NN), entré…. Un nuevo obstáculo, sólo había vendedores varones… me dio mucha plancha y salí con cara de derrotada y sin mi gel.

Me fui a otra farmacia, esperé como diez minutos a la única mujer vendedora de la farmacia, y pedí mi gel marca tanto del Laboratorio tanto. Otra decepción, no trabajaban con ese laboratorio. Le expliqué lo q necesitaba entre tartamudeos, había que revisar por lo menos tres o cuatro opciones de producto, los que la vendedora arrojó sobre el mesón para que yo pudiera mirar los ingredientes en la cajita y decidir cual era el más adecuado. Plancha total.

Me sentía observada mientras trataba de definir la mejor opción. Había varias personas en la Farmacia y yo roja como tomate, miraba de reojo. Un par de viejitos que de seguro ni se enteraron de la motivación de mi compra, una señora con su hijo llorón que estaba en otra y un tipo con cara de libidinoso q se paró junto a mi con una miradita cómplice q me lo dijo todo, jajaja. Planchazo.

Elegí mi gel, la vendedora estaba que no podría contener la risa…. Me preguntó si donaba los famosos pesitos a no sé que fundación, que si tenía tarjeta de puntos… no se porqué le dije q no a todo…. para mi esos minutitos se hicieron eternos… pagué en efectivo ($2.500 aprox.) y me fui coloradísima con mi valiosa adquisición…. Salí casi corriendo sin mirar a nadie y tomé el primer taxi q se cruzó… jajaja. La plancha más grande del año.

Bueno, ahora estoy haciendo durar mi productito… no quiero pasar la misma plancha tan luego.


Eso me pasó por vergonzosa y complica mas encima. JAJAJA ahora me río mucho del asuntito....

5 Comments:

At mayo 26, 2005 8:52 a.m., Blogger Calameño said...

jajaja...cuando se te acabe tu pomadita, me das las caracteristicas. Yo te la compro aca en Calama y te la envío por Tur Bus (o avion si es reurgente) a Stgo....Si de cuatica se trata, esta bien asi no? jajaja
....como dice mi hijo:"¡MINAS"!
jajajajaajjajaj

 
At mayo 26, 2005 11:04 a.m., Blogger el doc said...

jajaja

Bueno, al menos no soy el único con problemas con el nonoxinol9 jajajaja

Saludos!

 
At mayo 26, 2005 9:04 p.m., Blogger RUFUS said...

jejejjee

es como esa pelicula de Woody Allen en que uno quiere compar una revista porno de manera discreta y el vendedor se pone a preguntar a gritos cuando vale la revista tal (nombre osceno ke no recuerdo) y todo el mundo se queda mirando al pobre comprador timido acomplejado y muerto de verguenza..

 
At mayo 27, 2005 12:23 p.m., Blogger Distemper said...

Me recuerda mucho a una vez que fui a comprar condones muy avergonzado -era un jovenzuelo aún- y la dependiente ante mis susurros me dice a toda boca "no se llaman COTONES, se llaman COTONITOS". "CONDONES!" tuve que decirle a toda boca. Mi polola se reía a carcajadas afuera de la farmacia.
Fue súper humillante.
Notable tu post. Saludos.-

Ah, y gracias por tu comentario en mi blog, eras la única que cachaba el tema...

 
At mayo 27, 2005 8:07 p.m., Anonymous Anónimo said...

Tu historia me hizo recordar una vergüenza propia, años atrás, aprovechando la soledad en casa, la larga tarde y la tentación de los cordones de sus botas que se extendían hasta su rodilla. Sacar esos cordones era toda una proeza, más aún si no quería. Pero yo insistí, besé su cuello, acaricié su cara, su pelo y mientras mi mano hábilemente desató una a una las vueltas de cada una de esas botas. Fue agotador, pero luego sacar su vestido fue más rápido y que ambos quedáramos desatados de tanto cordón y ropa fue... alarma! Justo llega mi mamá, la escucho que abre la puerta en el primer piso. No se me ocurrió nada más improvisado que tomar su ropa en una bola y mandarla desnuda al baño, que se vista ahí y luego haga como que estaba usando el baño justo en ese momento. Mientras yo me pongo sólo lo necesario, claro, pantalones sin ropa interior, zapatillas sin calcetines, esas cosas las escondí mejor. Pero la cara de turbación de Ella era muy notoria, las carreritas y cerradas de puertas minutos antes, también. En un segundo que quedo sólo con mi mamá me dice, "ya sería bueno que ordenaras tu vida". Luego salí a dejarla hasta su casa, intacta y bien vestida, pero con una extraña mezcla de vergüenza y risa en su cara. Yo con un extraño pudor y la certeza de que mi madre se dió cuenta de todo. Y con la pregunta en mi cabeza, ¿sería bueno que ordenara mi vida?
Eso sería.

 

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